La mayoría de la gente supone que solamente un genio musical podría escuchar una pieza de música y saber enseguida cómo tocarla en cualquier tono. Lo que intentaré mostrarte en este artículo es que este "genio" está a la disposición de todos. De hecho no es nada más que la habilidad para aclarar sensaciones que cada uno de nosotros ya percibe cada vez que oímos música. Para ilustrar lo que quiero decir, miremos por un momento cómo los compositores se comunican con los oyentes.
Todos los compositores utilizan los sonidos por una sola razón. Cada sonido hace que el público sienta una sensación concreta, y el compositor quiere llevar al público por estas sensaciones de una forma particular. Por ejemplo, si una pieza musical está escrita en una tonalidad menor con muchos acordes oscuros y tristes, el público lo siente. El público puede sentir la diferencia entre mayor y menor.
De la misma manera el público también percibe perfectamente las sensaciones de tensión y relajación en la música que oye. La forma en que la armonía occidental funciona es que en cada momento durante una pieza musical, el oyente siente una cierta atracción hacia una nota en particular. Esta nota se llama el centro tonal. Pero no importa cómo se llama. Simplemente piensa en él como un centro de gravedad que ejerce una fuerza de atracción en ti. Esencialmente tu mente subconsciente está siempre queriendo aliviar su tensión a través de volver al centro tonal. Cada sonido que oigas que no sea este centro tonal provoca una especie de tensión en tu mente. Algunos de estos sonidos son más tensos que otros, pero cada uno produce una sensación muy específica en tu mente y en tu cuerpo.
Además de estas sensaciones, en cada momento durante una actuación musical el público también percibe, inconscientemente, exactamente siete notas que componen la tonalidad de la música en ese momento. Esta es quizás la más “oculta” de tus habilidades subconscientes porque tienes que meterte en tu propia mente y rebuscar un poco para descubrir que realmente estás imaginando exactamente siete notas.
Pero a lo que equivale todo esto es que el primer modelo que deberías intentar seguir en tu carrera musical es uno que te puede sorprender: el público. El público ya percibe esencialmente todo lo que se puede saber sobre cualquier pieza de música. Y si piensas en ello, tiene todo el sentido. De hecho no podría ser de otra manera. ¿Para qué los compositores pondrían sonidos en sus composiciones si el público no fuera capaz de percibirlos?
El error que cometemos como músicos es pensar que para “comprender la música” tenemos que ir en una dirección diferente a la del público. Nuestros profesores nos convencen de que abandonemos nuestro papel de oyentes y que concentremos nuestra atención en teorías y fórmulas. Pero el camino para comprender la música comienza con la misma experiencia que los oyentes en el público ya están disfrutando.
Nosotros los músicos no tenemos que irnos lejos y apuntarnos a alguna secta extraña para aprender los secretos de la música. Si queremos comprender la música en más profundidad que las personas que están sentadas a nuestro alrededor en el público, sólo tenemos que escuchar con más atención. Nuestra experiencia no es diferente a la de ellos. Es solamente más profunda. Nuestro camino hacia la comprensión musical comienza con reconocer y utilizar las mismas sensaciones que todos los demás en el público ya están sintiendo. Al tener en cuenta este proceso natural que ya ocurre en tu mente y en tu cuerpo cuando escuches música, puedes descubrir el secreto de esos genios musicales que inmediatamente saben cómo tocar cualquier pieza musical que oigan.
Puedes comenzar este proceso ahora mismo. Este es un ejercicio sencillo que puedes hacer en cualquier momento en que escuches música. Inténtalo primero con música muy sencilla como villancicos de Navidad, canciones populares, música country, canciones infantiles, etc. El ejercicio consiste en intentar sentir conscientemente la tonalidad de la canción y el centro tonal.
(Actividad de cantar)
1. Escucha la canción con toda tu atención durante por lo menos un minuto entero. No pienses en nada más. Solamente relájate y disfruta la canción y realmente escucha.
2. Apaga la música si puedes, o aléjate de ella físicamente para que no la oigas tan fuerte. (Haz este paso rápidamente porque no queremos perder la sensación de la música en nuestra mente.)
3. Canta una nota de la canción que puedes recordar claramente. Puede ser la última nota que oíste o puede ser el sonido de cualquier palabra o frase en particular. Pero trata de recordar la sensación de una nota en particular y cántala para ti mismo.
4. Ahora intenta imaginar una nota que está justo por debajo de ésta. ¡Pero no pienses demasiado en ello! Si piensas demasiado acabarás imaginando otra escala que no tiene nada que ver con la música que acabas de escuchar. Simplemente relájate y muévete hacia abajo a lo que parezca ser la siguiente nota más baja que oyes en tu mente. Luego muévete hacia abajo otra nota, luego otra, etc.
5. Continúa bajando hasta que llegues a la nota que te parece la más “final” de todas. Esta es la nota que te hace sentir una sensación de relajación permanente. Te hace pensar que la canción incluso podría acabar en esta nota porque suena tan resuelta.
Si puedes llegar hasta el paso 4, y eres capaz de imaginar claramente toda una serie de notas después de escuchar una canción, entonces lo que has aclarado para ti mismo es la tonalidad de la canción. Esencialmente, has abstraído de la canción las siete notas de las cuales está hecha la canción entera. Mientras te mueves hacia abajo en tu registro vocal puede que en realidad cantes más que siete notas. Pero lo único que estás haciendo es repetir las siete notas de la tonalidad en diferentes octavas. Quizás no te des cuenta de que hay exactamente siete notas pero ahora mismo eso no importa. Lo emocionante de este ejercicio es simplemente descubrir que las notas que componen el ambiente armónico de una canción automáticamente se separan, se organizan y se almacenan en tu mente subconsciente en cualquier momento que escuches música.
Esto significa que a pesar del confuso barullo de sonidos y sensaciones que te inunda a través de tus oídos, en algún lugar en tu mente existen siete pequeñas cajitas en las que encontrarás precisamente las siete notas con las cuales está hecha toda la canción. Esta es una hazaña organizacional que nunca podrías realizar conscientemente. Sería imposible conscientemente reconocer y separar las notas que componen todos esos acordes y melodías. Pero hasta los más principiantes (incluso los niños pequeños) pueden perfectamente cantar las siete notas que componen la tonalidad de cualquier canción, simplemente relajándose y permitiéndose imaginar las notas que “se les ocurran”. Aprovecha este proceso interno que está a tu disposición. Mira dentro de ti para aclarar las notas que componen la tonalidad de cada canción que oyes. No tienes que nombrar las notas o entenderlas de ninguna manera. Simplemente escúchalas en tu mente y cántalas para ti mismo.
El paso 5 del ejercicio te desafía a decidir por ti mismo cuál de las siete notas es el centro tonal. Esto puede que lo tengas claro o no. Si no sientes ninguna nota en particular como el centro tonal, entonces escucha de nuevo la música. Mientras escuchas la música hazte la pregunta: “¿Cuál de estas notas o acordes suena como la planta baja de la armonía de la canción, el lugar donde todo es relajado y final?” Si todavía no lo sientes, sigue escuchando. Casi todas las canciones terminan regresando al centro tonal. Por lo tanto, puedes enseñarte a ti mismo cómo se siente el centro tonal simplemente esperando hasta el final de cualquier canción y dándote cuenta de ese momento. La sensación que tienes en tu cuerpo cuando oyes el último acorde de una canción es cómo se siente el centro tonal.
Ahora, no siempre vas a tener éxito realizando este ejercicio con cualquier canción. De hecho en tus primeros intentos puede que no pases ni siquiera del paso 3 (imaginar claramente una sola nota de la canción). Pero si esto es lo más lejos que llegas al principio, entonces sigue llevando el ejercicio hasta el paso 3. Lo importante es estar activamente en busca de estas sensaciones dentro de ti. Recuerda que no se trata de adivinar cómo funciona la música. Se trata de darte cuenta de lo que la música ya está haciendo dentro de tu cuerpo.
Si simplemente no puedes arrancar con este ejercicio, no te asustes. Déjalo a un lado por ahora si no sabes exactamente cómo hacerlo. Cuando empieces a practicar el Ejercicio 2: Melodía, todo esto estará mucho más claro. Por ahora sólo ten en cuenta que cada vez que escuchas música, hay dos cosas que suceden automáticamente:
1. Tu mente subconsciente imagina exactamente siete notas que componen la tonalidad de la canción.
2. Una de estas notas te atrae especialmente como el centro tonal.
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